
“Ocurre en
muchas ocasiones. Ejecutivos que, luego de sesiones intensas o procesos ídem,
sostienen conmigo grandiosas conversaciones en las que inquieren sobre muchos
aspectos que conforman la vida alrededor de su trabajo, planteándolo desde su
lado más racional, lo que da pie a jugosas reflexiones compartidas y
aprendizajes mutuos. Eso me ha dado pie a esbozar un pequeño ejercicio de
imaginación: eres testigo de un fantástico diálogo entre tu ‘Yo Racional’ (Y) y
‘la Vida’ (V), que responde inspirándose en varios (y afamados) autores de
todas las épocas que la reflejan.¿Comenzamos?
Y: Tantas
veces caigo en el desánimo más absoluto, me pregunto el para qué de las cosas,
si total, lo que hago bien hoy se olvidará mañana…
V: Para
la mayoría de nosotros la verdadera vida es la vida que no llevamos, pero
piensa en que la vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir
sino en la de volver a empezar…
Y: Ya,
pero no estoy seguro persistir en qué…
V: Los
ideales que iluminan tu camino una y otra vez, y que te darán coraje para
enfrentar la vida con alegría son: la amabilidad, la belleza y la verdad…
Y: Pero
Vida, también es cierto que hemos abandonado la alegría del niño que fuimos (en
su expresión de constante y feliz aprendizaje), pues ser un niño no paga
cuentas, ni debe enfrentarse a la cruda realidad, ni puede afrontar este duro
mundo sin salir muy herido…
V: Es
que se trata de disfrutar el juego de aprender a vivir de otra manera,
viviendo, no dejándose vivir…
Y: No lo
veo así, la vida es muy traicionera, y cada uno se las ingenia como puede para
no ver la parte fea…
V: Recuerda
que la vida es un arco iris que incluye el negro…
Y: Pero
es que al final no le hallo significado…
V: La
vida no es significado, la vida es deseo…
Y: ¿Pero
cómo? ¿En qué quedó eso de ‘la vida es un arte’?…
V: El
arte de vivir mucho es resignarse a vivir poco a poco…
Y: Pero
es que en mi caso al final creo que mi trabajo gobierna el resto de mi vida…
V: Debemos
vivir y trabajar, en cada momento, como si tuviésemos la eternidad ante
nosotros…
Y: ¡Claro!
Porque tú no tienes que trabajar 60 horas en una semana en medio de una gran
presión…
V: Puede
ser, pero recuerda que una vida sin fiestas es como largo camino sin posadas…
Y: ¡Ja!
¿Y cómo hago para detenerme en medio de esto?…
V: La
vida no es más que un tejido de hábitos…
Y: Repito,
eso lo dices porque no estás en mi lugar, cada día…
V: La
vida es un conjunto de pequeños dramas que todos juntos no constituyen más que
una comedia…
Y: Muy
bien. Digamos por un segundo que te escucho. No estoy a la altura de las
expectativas en mi trabajo, no rindo, el riesgo de despido es inminente…
V: No
debemos sujetar nuestra nave con una sola ancla ni nuestra vida con una sola
esperanza…
Y: Sí,
lo entiendo, pero a veces no tengo fuerzas casi…
V: No
dejes apagar el entusiasmo, virtud tan valiosa como necesaria; trabaja, aspira,
tiende siempre hacia la altura…
Y: Lo
intento, créeme, pero mi paciencia no me acompaña…
V: ¿Por
qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es
también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo…
Y: Perdona,
Vida, es que a veces me fastidia, o avergüenza, expresar según qué cosas…
V: Nuestras
vidas llegan a su fin el día que dejamos de hablar de las cosas importantes…
Y: Ajá,
y dime, todo aquello de lo que no se habla, ¿no crees tú que escondidas bajo
una serie de buenas intenciones existen sentimientos que nadie osa confesarse a
sí mismo: venganza, rabia, envidia, culpa o miedo, incluso la alegría ante la
tragedia de otros qué te han hecho mal?
V: Debemos
tener el valor de mirar hasta las sombras de nuestra alma y ver si no estamos
pidiendo nada nocivo para nosotros mismos, lo exterior es solo un reflejo
interior…
Y: ¡Vaya!,
te pones algo emocional, y eso no está bien visto en las empresas…
V: Cada
uno de nosotros es su propio clima, determina el color del cielo dentro del
universo emocional en el que habita…
Y: Coincido
contigo, pero cuántas veces debo morderme la lengua…
V: Pues
sé sabio como el silencio, fuerte como el viento, útil como la luz, haz de los
labios el incensario de las virtudes…
Y: Eso
lo veo difícil, me importa poco ser bueno con quien compite o conspira contra
mí…
V: Entonces
mide tus deseos, pesa tus opiniones, cuenta tus palabras; además, no conozco
ningún otro signo de superioridad que la bondad…
Y: Se ve
que tú crees en que todo el mundo es bueno, pero amigo mío, siento decirte que
estás equivocado…
V: Sabe
que cuando uno es amigo de sí mismo, lo es también de todo el mundo…
Y: Entonces
resulta que tengo que ser bueno con quien no me desea nada bueno…
V: Solo
reza por la humanidad porque así estarás rezando por todos…
Y: Suena
bonito, pero tú no me comprendes, no somos santos aquí…
V: El placer
más noble, es el júbilo de comprender, y el mejor indicio de la sabiduría es la
concordia entre las palabras y las obras…
Y: Es
que en el fondo, aunque pueda que algunas veces lo haga mal, actúo
pensando en mi futuro, ¿nunca temes por el futuro?
V: El
futuro se transformó en presente, el temor y la duda son dos ladrones de la
felicidad humana…
Y: ¿Nunca
sientes miedo?
V: Lo he
sentido antes.
Y: ¿Nunca
te equivocaste?
V: Recorrí
un camino que no me pertenecía
Y: ¿Jamás
fallaste en algo?
V: Muchas
veces, pero no pierdo la esperanza de ser mejor de lo que era…
Y: ¿Y
nunca sientes que te equivocas de rumbo?
V: En
general detrás de los mayores errores siempre está el orgullo, por ello, hago
que me oriente el corazón…
Y: Bueno,
sin embargo te puedes equivocar y dejarte arrastrar por otros…
V Amigo,
camino con todos, pero no transfiero a nadie la responsabilidad de mis pasos…
Y: Vaya,
tienes respuesta para todo, ¿te surge del pensamiento o del corazón?
V: Siente
que el pensamiento puede cambiar tu vida, entonces lo integras a tu corazón y
desde él actúas con absoluta confianza…
Y: Es
que mi confianza decrece cuando parece que lo que hago no sirva de mucho…
V: Transporta
un puñado de tierra todos los días y construirás una montaña…
Y: ¡Pero
no es tan fácil!
V: Si la
oportunidad no toca, construye una puerta, pero no seas otro nunca cuando
puedes ser tú mismo…
Y: Vaya, parece
que casi me convences…
V: Toda
teoría es gris y sólo es verde el árbol de doradas frutas que es la vida…
Y: Eso
me gusta, pero de todos modos muchos conceptos me resultan impenetrables, como
un hielo imposible de romper…
V: Pues
amigo mío, haz que ese hielo se funda y vuelva a su estado original, el agua:
entonces actúa como ella, fluye entre los obstáculos que encuentres. Como en
ciertos momentos, resistirse significa ser destruido, entonces te adaptas a las
circunstancias. Aceptas sin protestar que las piedras del camino tracen tu
rumbo a través de las montañas… y verás que en esto reside tu fuerza como agua;
jamás podrás ser quebrada por un martillo, ni herida por un cuchillo. La más
poderosa espada del mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre tu superficie.
Por lo tanto serás –eres— como el agua de un río que se adapta al camino más
factible, sin olvidar tu principal objetivo: el mar. Frágil en tu nacimiento,
lentamente vas adquiriendo la fuerza de los otros ríos que encuentras. Y a
partir de un determinado momento, tu poder es total.
Y: Gracias,
Vida, por este tiempo compartido y tantas reflexiones…
V: Es
necesario tener tanta discreción para dar consejos como docilidad para
recibirlos; gracias a ti, y recuerda: cuanto más juzga uno, menos ama…
Y: Lo
tendré en cuenta cuando el lunes regrese a mi despacho…
V: Trabaja
para mantener viva en tu pecho esa pequeña chispa de fuego llamada conciencia
cada día, te permitirá vivir una existencia con propósito sin importar el
almanaque…
Y: Genial,
lo intentaré, gracias, saludos…
V: Encantado
de aprender a través de ti, hasta pronto…”
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